Por Martín Felix
El sombrío reboso de la noche intensifica el temor y nerviosismo, el viento sopla alocadamente casi susurrando al oído de las presencias irreconocibles. La confusión inmensurable y el desorden son cómplices para su escondite, la maleza los delata, los perros ladran sin certeza de las nebulosas figuras en la cercanía.
Todas las creencias construidas amenazan con derrumbarse y lo impensable puede hacerse realidad. Burbuja de impresiones, manojo de percepciones afianzadas y de volumen paralizante, sembradío de posibles alucinaciones hacia lo desconocido.
Shyamalan concierne palpar los terrenos de la susceptibilidad y los vastos campos de la apreciación humana en Signs. Un debate emocional incrementado ante el constante agravio de las convicciones, centralizado por un insistente autocuestionamiento.
Ruptura en el pragmatismo vivencial e intermitente perpetuación a las ideas forjadas y de pleno asentamiento dentro de la cabeza como resultado de la veteranía con el pasar de los días.
Envuelta en un vestido excepcional con acercamientos estimulantes a la imaginación, el morbo y las incógnitas sobre la controvertida soledad en el universo. Atañe como eje central la meditación y observación del deterioro propio a la pérdida de la fe, de las seguridades y el complejo proceso para su renovación. Alentando un ambivalente escenario, persistiendo el rechazo a los conceptos y pensamientos provenientes del exterior.
Procura la puesta de cámara bastante alternada, con ritmos livianos y tranquilos entre sus líneas, aumentando el clímax con secuencias en mano bastante atractivas. Usando una construcción intercalada de las siluetas alienígenas, con pequeñas dosis potenciadoras a los dilemas existenciales, catapultado de forma esplendorosa en su muestra final. Reventando así la capa sensorial con peso a transmitir un conflicto de entendimiento y corrientes racionales.
Caos y miedo como sazonadores de la situación, lapsus reflexivos con prospectos a la sinceridad y la compasión. Estos menesteres en conjunto crean un filme amenamente balanceado, para remitir a la inspección y maleabilidad de las esencias de confianza labradas en la fe.
Qué es y de qué sirve ese rasgo del intelecto permite a vislumbrar una mejoría a través de la esperanza ciega sobre un suceso, hecho o evento; pruebas complicadas para conformar una actitud más comprensible del entorno, del sufrimiento como único camino para reivindicarse en bienestar, el creativo y alocado vistazo de una aptitud completamente adherida a nosotros.
