Por Daniela Valerio

El cine siempre ha sido un oasis para la imaginación, un paraíso para aquellos que deciden perderse en sus sueños, sin embargo, la realidad se ha convertido invariablemente en su mayor fuente de inspiración.

Así como es cierto que la ficción siempre llevará nuestra mente a nuevos mundos inexplorados, la realidad es eso que parecemos ignorar cada momento de nuestros días, la que nos recuerda el mundo inexplicable, maravilloso y sorprendente en el que vivimos.

Y aunque creamos que solo en tierras de castillos y criaturas mitológicas existen maravillosas aventuras, el cine ha adoptado todas esas fantásticas historias reales que nos sorprenden más que cualquier cuento de ficción y garantizan recordarnos que fuera de nuestras propias ventanas hay millones de historias esperando.

La ficción puede ser aterradora y encantadora a la vez, pero es la realidad la que cuenta historias tan alocadas, tan llenas de emociones y sorpresas que jamás creeríamos posibles dentro de nuestro mundo.

Sin embargo, esas películas rompen cualquier límite de lo que seríamos capaces de producir, desde historias que nos rompen el corazón más que cualquier romance como Siempre a tu lado (Lasse Hallström, 2009), que llega para narrar la historia de Hachiko, uno de los compañeros más leales que se han apreciado en la pantalla grande, un compañero cuyo amor incondicional rompe aquella percepción de lo que para algunos es solo “una mascota».

La historia de este peludo amigo ha mostrado el cariño y los lazos de amistad tan fuertes que pueden formarse entre un hombre y su mejor amigo, venga en la forma que venga. Una historia que nos enseña un nuevo rostro de nuestra realidad, de nuestro mundo que en ocasiones puede parecer tan duro y hostil, nos muestra que la bondad y aquellos lazos de amor incondicional existen en todas partes y, a veces, solo necesitamos cambiar un poco nuestra perspectiva.

Pero esta rama del cine basado en hechos reales tiene mucho más que ofrecer en un mundo donde nuestra realidad es mucho más grande de lo que nuestra imaginación nos haría creer y de lo que nosotros mismos quisiéramos aceptar.

Muchas veces creemos más fácil el rendirnos, consideramos solamente dejar de luchar por aquello que deseamos y honestamente ¿quién puede culparse por tener dudas?

La vida es dura y el pelear por nuestros sueños puede a veces parecer inútil, a diferencia de la ficción, este género dentro del séptimo arte nos muestra verdaderas personas que tuvieron que superar algunos de los desafíos más grandes que cualquiera podría imaginar, nos muestran que incluso si es duro, muchos se han esforzado y han superado esa realidad tan difícil.

Los filmes hechos reales nos motivan, nos impulsan, nos permiten ver que es posible hacer más cosas de las que creemos, como Un sueño posible, dirigida por John Lee Hancock y estrenada en 2009 que relata la historia de Michael Oher o Big Mike como muchos solían conocerle, un chico de 16 años sin familia, sin hogar y sin nadie que luchara por él, pero con un instinto de seguir avanzando.

Un chico que, hasta ese punto, no había tenido una educación digna o decente, incomprendido que logró cambiar su vida y que encontró una nueva familia, personas que creían en él y  que le demostraron que a veces solo necesitas ese pequeño empujón para salir de una mala situación.

Una cinta encantadora que toca temas difíciles de plasmar en una pantalla sin sentir nuestro corazón herido, pero también es un filme que nos motiva a seguir adelante, sin importar lo mala que sea una situación siempre hay una forma. En vez de ver la vida como una serie de batallas interminables, el filme nos muestra una manera inocente, simple y valiente de ver al mundo.

Aunque tal vez es cierto que su caso puede ser uno en un millón, piensa por un momento en la película En busca de la felicidad (Gabriele Muccino, 2006), esa desgarradora historia de un padre que intenta luchar contra su realidad, un destino que parece inescapable.

Un padre que intenta ofrecerle una mejor vida a su hijo, una historia que nos hace en ocasiones apartar la mirada de una realidad tan dura y, a la vez, un filme que muestra la belleza de la vida incluso en los más pequeños momentos en los que todo está mal y no sabemos si podremos sobrevivir, en los que solo los más positivos siguen avanzando.

De manera similar a Big Mike, algo que caracteriza a Chris, interpretado por Will Smith, es esa motivación, esa fuerza de seguir peleando y avanzando.

Aunque muchas veces podamos olvidarlo, la vida y nuestra realidad está llena de historias más sorprendentes que la ficción. Tal vez esa historia te está esperando, tal vez solo debes abrir bien los ojos, olvidarte un poco de los planes y aventurarte en tu gran película.

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