Por Daniela Valerio
Mujeres poderosas, ancianas con verrugas o jóvenes de belleza inigualable. Mujeres malvadas, capaces y oscuras. Mujeres desalmadas que rompen las reglas.

La brujas son seres que nos han llenado de historias, versiones, controversias y deseos, que se han convertido en resistencia o miedo.
¿Qué es lo primero que recrea la mente cuando imagina, piensa o escucha de una bruja? ¿Es acaso un ser horrendo y maléfico? ¿Va más allá de los cuentos que transformaron a mujeres en brujas simplemente por ser distintas, fuertes y poderosas?
Las brujas forman parte de un folklore que las ha designado malvadas, pero cuyo verdadero significado ha sido muchas veces ignorado en un intento de ocultar lo que representan.
Se han convertido en las estrellas de docenas de filmes, algunos que retratan su parte más negativa con horribles facciones y un extraño apetito por los niños y otros que muestran aquella parte de su naturaleza como mujeres que cuestionaron las reglas, los límites y el mundo en el que vivían.
Cintas como La Bruja, dirigida por el perfeccionista Robert Eggers y estrenada en 2015, retoman el origen de estas mujeres condenadas por su curiosidad.

Protagonizada por la maravillosa Anya Taylor-Joy y con una atmósfera que te deja al borde del terror, ha logrado mostrar el lado más oscuro, tenebroso y poderoso de la brujería, nos recrea un contraste a la sociedad puritana, la misma que mostraba un constante rechazo y prejuicio hacia las mujeres.
Pero sin dejar de lado las verdaderas razones por las que se temía a una bruja: su dualidad, la capacidad de ser ancianas con conocimiento y sabiduría ilimitada pero con el poder de transformarse en mujeres bellas y seductoras que rivalizan cualquier hombre o regla, mujeres tan poderosas significando una amenaza para el mundo.
En contraste a ello, el séptimo arte también ha sido el hogar de cintas que retratan el simbolismo detrás de las brujas de una forma más clara, como en el caso de la popular cinta Maléfica (Robert Stromberg, 2014) y su secuela protagonizada por Angelina Jolie.

Son filmes que transforman el termino de bruja que solía ser usado para descalificar a las mujeres en algo que las empodere, dejando de ser seres malvados que atemorizan a los inocentes.
El clásico personaje de Maléfica paso de ser una simple bruja a un icono de rebeldía; ahora las brujas son aquellas mujeres que no soportan injusticias, reglas ni etiquetas. Ahora cada mujer con ese espíritu de brujería y magia puede revelarse ante quienes cerraron sus oportunidades por ser llamadas brujas, hechiceras, locas o ilusas.
El cine ha sido el hogar de criaturas que nos han robado el sueño, pero, a diferencia de muchas de ellas, las brujas no se han encontrado únicamente en el folklore, los filmes o las novelas, sino que han sido una parte de nuestra historia llena de terror y dolor para muchas mujeres inocentes, cuyo único crimen fue ser más de lo que se les permitía ser,.
Aquellas que fueron más sabias y poderosas que cualquier hombre, que sufrieron un destino inimaginable por una persecución frenética basada en el miedo y la devoción. Las brujas han vivido en nuestras sociedades desde milenios, ya sea en eventos horrorizantes (como los juicios de Salem) o en mujeres cuyo conocimiento las marcaba como oráculos.
No obstante, fueron esos mismos conocimientos, esa rebeldía y ese potencial ilimitado los que marcaron a estas mujeres como brujas, por su fuerza, su sabiduría y su libertad.
¿Condenadas o idealizadas?, ¿brujas o mujeres?, ¿malvadas o poderosas?, ¿magia o valentía?… Abracadabra, patas de cabra… las brujas en la pantalla.